 De la pasión a la decisión
                                                              De la pasión a la decisión
  
 
  
Mariana Cantarelli y Cristina Corea
 
  
 
  
1. La idea de esta nota  es abrir un campo de 
  
pensamiento propio de la experiencia del amor, que no 
  
esté en disputa ni con el psicoanálisis ni con los 
  
estudios sobre género, es decir, con los dos discursos 
  
que han hegemonizado hasta hoy las reflexiones sobre el 
  
amor. El procedimiento para pensar la condición del amor 
  
actual no es construir un saber sobre el amor, sino 
  
pensar habitando la experiencia amorosa. Se trata de 
  
pensar esta experiencia y al mismo tiempo las 
  
condiciones para que pensar sea una experiencia. Los 
  
dispositivos del saber constituyen discursos sobre un 
  
tema. El agotamiento de esta forma del saber es 
  
correlativo con la destitución de las teorías. La 
  
pregunta por el amor actual no se arma en la discusión 
  
con una teoría sobre el amor, sino en la conversación 
  
con amigos, amigas, esposos, etc. Otro campo muy potente 
  
para pensar esta problemática es el del cine y la 
  
televisión. Algunas series y películas dan cuentan de la 
  
variación en la constitución subjetiva de la mujer y del 
  
varón, y también de las modalidades de habitar las 
  
situaciones amorosas. Entonces, la idea es, por un lado, 
  
poner en suspenso las teorías sobre el amor "el 
  
psicoanálisis y los estudios sobre género" y por otro 
  
lado, intentar pensar en conexión con experiencias y con 
  
las nuevas configuraciones que aparecen en las series 
  
televisivas y las películas. 
  
2. El recorrido del taller parte de El último tango en 
  
París "paradigma del amor pasional" para llegar a Matrix 
  
" ejemplo del amor como decisión", pasando por la serie 
  
televisiva Nikita, las películas Terminator y Blade 
  
Runner. En estas últimas películas, aparece el amor en 
  
condiciones de catástrofe. En condiciones de destitución 
  
general de las instituciones burguesas, el saber y la 
  
transmisión del saber se agotan y el único modo de 
  
habitar esas condiciones es pensar. El pensamiento 
  
permite habitar una situación catastrófica. Cuando la 
  
vida ya no transcurre en condiciones de estabilidad es 
  
necesario pensar para habitar esa destitución general. 
  
Cuando no hay saber, el problema es cómo se construyen 
  
los dispositivos para pensar. Mientras en el mundo 
  
moderno se disponía de un saber sobre el amor que 
  
permitía pensar las situaciones amorosas, en las 
  
condiciones contemporáneas ya no hay saber que permita 
  
orientarse en la experiencia amorosa. Desde la 
  
experiencia, el sujeto se constituye sólo si piensa eso 
  
que lo afecta. Es decir, el sujeto no es previo a la 
  
experiencia sino que se constituye en ella. Por otra 
  
parte, también la experiencia misma si no es pensada se 
  
desvanece. 
  
3. El procedimiento del saber "que necesita de las 
  
condiciones de acumulación, verificación, coherencia 
  
interna" se vuelve imposible en un mundo de extrema 
  
velocidad, de cambio permanente, de información, de 
  
fluidez. Cuando el saber entorpece la posibilidad de 
  
habitar situaciones es necesario pensar. Pero para poder 
  
pensar es necesario declarar el agotamiento del saber, 
  
es decir, decidir que el saber previo ya no sirve para 
  
habitar las situaciones actuales, decidir que el saber 
  
previo no sirve para pesar la experiencia amorosa en su 
  
novedad, en su contemporaneidad. Para pensar las 
  
situaciones contemporáneas es necesario suspender las 
  
representaciones estatales heredadas del amor.
  
4. En el mundo contemporáneo, pensar las situaciones 
  
amorosas es también pensar las condiciones de 
  
desfondamiento general de las instituciones. No es 
  
posible pensar qué es el amor post-institucional si no 
  
se parte de estas nuevas condiciones. 
  
5. Si el amor es ese encuentro entre dos que desafía las 
  
formas instituidas, si el amor es trasgresión, deseo o 
  
pasión, hay bibliotecas enteras para pensarlo. Pero si 
  
el amor no adquiere estas formas: ¿qué estatuto tiene? 
  
¿qué estatuto tiene el amor cuando la época se altera 
  
radicalmente? En un mundo donde la subjetividad está 
  
constituida por las instituciones disciplinarias, donde 
  
la subjetividad está atravesada por la ley, el 
  
amor-pasión tiene una fuerza subjetiva enorme. Pero 
  
cuando las condiciones generales son de desfondamiento o 
  
cuando la subjetividad no está constituida a partir de 
  
la ley, el amor trasgresor pierde potencia. Entonces, 
  
¿qué intensidad produce el encuentro amoroso bajo estas 
  
otras condiciones? Cuando el amor no toma su potencia de 
  
la trasgresión de la ley, ¿cuál es su intensidad?. Esta 
  
pregunta es también la pregunta por el sentido del amor 
  
en un contexto pasional y en un contexto de decisión. En 
  
la pasión, el sentido proviene de la trasgresión de las 
  
instituciones "familia, iglesia, etc. Es decir, el 
  
sentido se transfiere. En la decisión, el sentido 
  
procede de la situación y la intensidad procede de la 
  
posibilidad de ganar existencia con el encuentro.
  
6. Toda escena pasional se organiza con tres términos. 
  
Ese tercer término es la institución. Cada término de la 
  
situación cobra intensidad en su relación con el tercero 
  
instituido. En una situación amorosa triangular, el 
  
vínculo con el amante es más intenso que el vínculo con 
  
el esposo, pero la existencia del esposo es lo que le da 
  
intensidad al amante.
  
7. La idea de la pasión está ligada a una determinada 
  
idea del mundo. En un mundo sólido, el movimiento es 
  
vida. En la solidez el movimiento produce subjetivación 
  
porque opera sobre la estructura alienante que 
  
condiciona al sujeto. Cuando el mundo es fluido, el 
  
movimiento es un dato, entonces, la operación subjetiva 
  
ya no se dirige a introducir movimiento sino a 
  
cohesionar, a articular, a armar un encuentro. En el 
  
pasaje de la solidez a la fluidez, las operaciones 
  
amorosas son de cohesión y no de trasgresión. Contra la 
  
solidez: pasión. En la fluidez: decidir un encuentro y 
  
sostenerlo.   
  
8. Con el amor pasa lo que pasa con la política. En 
  
condiciones nacionales hay un instituido o un 
  
estabilizador de la política: el Estado; y hay un 
  
instituido del amor: el matrimonio. La voluntad estatal 
  
tiende a estabilizar estas pasiones para reproducir su 
  
lógica, para perdurar. Tanto el amor como la política en 
  
tiempos nacionales buscan ser estabilizados por la vía 
  
estatal. Y las estrategias subjetivas respecto del amor 
  
y la política buscan romper el instituido marital y el 
  
instituido estatal. Entonces, en condiciones nacionales 
  
estas dos situaciones son muy intensas porque adquieren 
  
la forma de la rebelión. La ruptura con lo instituido es 
  
una operación subjetivante cuando el mundo es estable. 
  
En condiciones de fluidez, las instituciones se 
  
desvanecen y uno deviene superfluo. Uno es superfluo 
  
hasta que se constituye en la experiencia. Las 
  
situaciones amorosas o políticas son una experiencia de 
  
constitución subjetiva cuando la subjetividad no está 
  
producida por las instituciones. Si el horizonte actual 
  
es la condición superflua, y no las instituciones 
  
disciplinarias, el problema es cómo se produce 
  
subjetividad bajo esa condición. La experiencia 
  
subjetiva actual no es de ruptura sino de producción.
  
9. Entre El último tango en París y Matriz, hay un 
  
cambio de género: uno es drama, el otro es acción. Esta 
  
variación da cuenta del cambio sustancial en la 
  
configuración del amor. En condiciones estatales el 
  
género del amor es el drama. En el drama, el amor es 
  
trágico, es la búsqueda siempre fallida de un objeto, es 
  
un otro que no llega a colmar la significación interna, 
  
es el ideal del sujeto. En cambio, el género de las 
  
condiciones actuales es la acción. En la acción, el amor 
  
está más ligado a las circunstancias que a la 
  
interioridad subjetiva. En la pasión, el sujeto está 
  
constituido previamente al encuentro amoroso: el sujeto 
  
tiene su mundo, sus ideales, su novela neurótica; y el 
  
encuentro busca colmar esas significaciones internas. En 
  
la decisión, el sujeto amoroso se constituye una vez que 
  
decide estar con otro, una vez que decide estar con otro 
  
que lo acompañe en la invención de un mundo que si no se 
  
inventa en común no existe. Si el sujeto está 
  
constituido previamente al encuentro, el otro es un 
  
objeto que va a cargar con las significaciones internas 
  
del sujeto. Si el punto de partida es la superfluidad, y 
  
no la subjetividad instituida "el yo", el otro es 
  
condición para la subjetivación. Es posible constituirse 
  
en una situación amorosa, pero el punto de partida no es 
  
el yo, sino la des-existencia, la superfluidad. Sólo se 
  
gana ser si se decide ser con otro. En la fórmula 
  
amorosa pasional: uno es para el otro "aunque el 
  
encuentro siempre sea fallido", se trata de dos 
  
subjetividades constituidas previamente. En cambio, en 
  
la experiencia del amor actual: uno es condición para el 
  
otro. Cuando uno es condición para el otro es necesario 
  
decidir que uno es condición para el otro y que el otro 
  
es condición para uno. La subjetividad amorosa es 
  
radicalmente distinta si se parte del otro como 
  
condición o si se parte del como objeto. El otro puede 
  
ser objeto de dependencia de uno u ocasión de 
  
constitución de la subjetividad.
  
10. En la lógica estatal, el conflicto se da entre el 
  
deseo de un yo y el instituido que produce la sociedad 
  
bajo las instituciones disciplinarias; entre lo que 
  
quiere el yo y lo que la sociedad le pide a ese yo. El 
  
deseo le permite al yo ese despliegue que la sociedad 
  
acota, reprime, aliena. Hoy, en cambio, el conflicto se 
  
da entre la nada y la existencia. En este sentido, el 
  
amor es un proyecto de producción de existencia, es la 
  
ocasión que transforma lo superfluo en un sujeto. Si la 
  
amenaza para el amor pasional es que el deseo se apague, 
  
la amenaza del amor contemporáneo es devenir superfluo 
  
para el otro. 
  
11. En suelo estatal todos somos necesarios y la 
  
existencia está asegurada. Es por eso que la reflexión 
  
moderna del erotismo y el amor gira en torno de la 
  
relación con la muerte; se liga al amor como experiencia 
  
de lo imposible con la muerte porque la vida no 
  
constituye un problema, la vida está asegurada desde el 
  
estado. En cambio, cuando todos somos contingentes, el 
  
problema no es la muerte sino la existencia, la 
  
posibilidad de la vida "en términos de humanización. Por 
  
eso deshabitar una experiencia implica perder ser. En 
  
condiciones estatales, deshabitar una situación no pone 
  
en riesgo la existencia. 
  
12. El pasaje de la pasión a la decisión es correlativo 
  
con el pasaje del régimen de los sentimientos, como modo 
  
de relación en el amor, al régimen del afecto. El 
  
sentimiento es un instituido, es el resultado de un 
  
"flechazo", se produce cuando el encuentro con el otro 
  
responde a la significación ideal que posee el sujeto. 
  
Cuando el amor se juega en el terreno de la decisión, el 
  
régimen no es el de los sentimientos, sino el de los 
  
afectos. Ya no cuenta tanto qué se siente por el otro 
  
sino cómo uno se deja afectar por el otro, cómo se deja 
  
afectar por la experiencia amorosa. En ese caso es 
  
necesario decidir de qué modo uno se va a dejar afectar 
  
por el otro, ya que el régimen de afectación no está 
  
establecido. Los sentimientos se precipitan o se liberan 
  
respecto del orden instituido "la pasión es ese 
  
sentimiento que va más allá de lo instituido. El afecto 
  
se decide. Con este cambio de régimen cambia también el 
  
estatuto de la responsabilidad en el amor. La 
  
responsabilidad estatal es instituida, está determinada 
  
por el estado; la responsabilidad actual se decide: se 
  
decide sobre qué uno se va a hacer responsable. En 
  
términos estatales la responsabilidad está referida a 
  
obedecer o a transgredir un mandato. En las condiciones 
  
actuales la responsabilidad no está establecida: es 
  
espacio de decisión, de pensamiento, de constitución 
  
subjetiva.
  
13. El sufrimiento amoroso actual es muy distinto del 
  
sufrimiento en el amor pasional. En la pasión se sufre 
  
por el desencuentro con el objeto deseado. En el mundo 
  
actual se sufre por la dificultad de constituirse 
  
amorosamente en una situación de desfondamiento.
  
 
